La Inteligencia Artificial y el Comercio Exterior, ¿Una oportunidad o una amenaza?

Los profesionales asturianos de comercio exterior ante los cambios que se avecinan

Llevamos poco más tres meses de año y parece que ya tenemos un protagonista claro: Las aplicaciones de inteligencia artificial, tales como ChatGPT, Mindjourney u otras de similares características han irrumpido con fuerza en nuestro día a día. Textos que se escriben solos, presentaciones que se diseñan automáticamente, imágenes recreadas a gusto de la imaginación del usuario y a golpe de ratón…Las posibilidades parecen infinitas, y el vértigo aumenta a medida que dicho usuario comprueba la capacidad de respuesta de la máquina.

¿Estamos ante un cambio significativo en nuestra manera de trabajar? Parece claro que sí. La aplicación de estas herramientas en el mundo del comercio exterior, las exportaciones y la internacionalización de las empresas no es sólo plausible, sino tremendamente relevante y útil.

Y como en cada ocasión que saltamos tecnológicamente adelante, nos invade una sensación de indefensión, o un síndrome del impostor y nos replanteamos cuál es el rol del profesional ante la tecnología. Respiremos, miremos hacia atrás. Supongo que esta misma sensación la tendrían también nuestros antecesores ante la llegada del telégrafo, el teléfono o la llegada de internet...


Bruno López Vizcón, Director General en Asturex

En la pandemia, hace dos pestañeos, vimos como las herramientas para reunirnos virtualmente mejoraron técnicamente hasta el punto de permitirnos casi todo lo que podíamos hacer en una reunión presencial: Zoom, Teams y otras pasaron a formar parte de nuestro día a día. Y en el mundo del comercio exterior, hubo un gran debate y un punto de ruptura: ¿Ferias virtuales o ferias presenciales? ¿Misiones virtuales o misiones presenciales? ¿Viajes de trabajo o agendas a través de Teams? Una vez pasada la pandemia, hemos visto con claridad la respuesta.

La tecnología se usa en su justa medida, y siempre a conveniencia de sus usuarios, nunca sustituyéndolos, ni a ellos ni a los viajes, misiones, reuniones o ferias presenciales.

Otro ejemplo más: Hace ya una década, en una feria internacional en Italia, mantuve reuniones con varios asiáticos a través de un costoso dispositivo que hacía la traducción simultánea. Cada uno hablaba al dispositivo en su idioma y el dispositivo lo devolvía en el idioma del receptor. Más tarde, Skype lo incorporó como un plugin a su herramienta de llamadas. Aquello no llegó a sustituir la necesidad de hablar idiomas, sino a complementar en ciertos momentos algunas carencias y permitir a ciertos profesionales llevar a cabo algunas tareas, no sin ciertas limitaciones. Desde luego la sensación era algo extraña, incómoda. No eran negociaciones fluidas, más bien un parche.

Realmente, no es este el punto del debate que me parece más interesante. Creo que la mayoría del sector asume con naturalidad que la inteligencia artificial se utilizará como una herramienta complementaria para los profesionales de comercio exterior, que nos permitirá trabajar de manera más eficiente y efectiva. La inteligencia artificial puede liberarnos de tareas tediosas y repetitivas para que podamos centrarnos en actividades más estratégicas y de alto valor agregado. Lo hemos aprendido anteriormente.

El punto que me parece relevante, y urgente, es en que una vez más, se derriba otro muro de acceso a los mercados exteriores. Para nosotros, pero también para el resto del mundo. Esta tecnología va a permitir que cada vez las empresas salten antes, o más rápido, o con mayor capacidad a los mercados internacionales. Que sepan poner en marcha productos, campañas, estrategias, reclamos… En definitiva, aquel que sepa utilizar mejor la inteligencia artificial para el beneficio de su empresa habrá ganado esa pulgada de diferencia que le hará llegar más rápido, mejor o con menor coste a su mercado objetivo.

Es ahí donde los profesionales debemos ponernos las pilas y entender que esto de la internacionalización es una carrera de fondo, sí, pero en la que participan corredores de todo el planeta, y donde los métodos de entrenamiento están cambiando. No sirve abrazar la tecnología sin más, saltar al vacío y dejarse llevar. O forzar su uso, que generalmente acaba provocando rechazo. Hay que entender las posibilidades, los puntos débiles y los puntos fuertes de las diferentes aplicaciones de inteligencia artificial y sobre todo entender cómo podemos aplicarlo a nuestro beneficio en los diferentes departamentos internacionales, cada uno con su estructura, capacidad y objetivo. Ahí está esa pulgada, esa décima de segundo, esa pedalada más eficiente.

Es ahí donde los profesionales debemos ponernos las pilas y entender que esto de la internacionalización es una carrera de fondo, sí, pero en la que participan corredores de todo el planeta, y donde los métodos de entrenamiento están cambiando. No sirve abrazar la tecnología sin más, saltar al vacío y dejarse llevar. O forzar su uso, que generalmente acaba provocando rechazo. Hay que entender las posibilidades, los puntos débiles y los puntos fuertes de las diferentes aplicaciones de inteligencia artificial y sobre todo entender cómo podemos aplicarlo a nuestro beneficio en los diferentes departamentos internacionales, cada uno con su estructura, capacidad y objetivo. Ahí está esa pulgada, esa décima de segundo, esa pedalada más eficiente.

No me gustaría acabar esta reflexión sin darle voz a nuestro protagonista, y plantearle a él mismo la duda, no vaya a ser que nos llevemos una sorpresa. Y esto respondía ChatGPT a la pregunta que encabeza este artículo:

“Es poco probable que la inteligencia artificial (IA) reemplace por completo a los profesionales de comercio exterior, pero es posible que cambie la naturaleza de su trabajo y las habilidades que se requieren para tener éxito en la industria. La IA tiene el potencial de mejorar la eficiencia y la precisión de muchas tareas relacionadas con el comercio exterior, como la clasificación de productos, la verificación de documentos, el análisis de datos y la gestión de inventarios. Sin embargo, aún hay ciertas tareas que requieren habilidades humanas, como la toma de decisiones estratégicas, la negociación, la gestión de relaciones y la resolución de problemas complejos.”. Parece que al menos, por ahora, estamos de acuerdo.


 

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