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Opinamos

Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo. ¿Qué ha sido de la prevención de riesgos laborales en el año de pandemia?

  • 28 de abril de 2021
  • 1 min

La pandemia por Covid-19 ha conseguido cambiar la visión respecto a la prevención de riesgos laborales, al incorporar nuevas rutinas preventivas que hace un año sólo relacionábamos con el ámbito laboral. 

 

Tras un año en el que lo imposible se volvió posible, en el que nuestras vidas personales y laborales dieron un vuelco y las empresas pusieron a prueba su adaptación a los cambios drásticos, podemos hacer estas reflexiones.

La pandemia por COVID-19 modificó hábitos y costumbres en las relaciones sociales, y por supuesto, en el ámbito laboral, obligando a las empresas a enfrentarse a un gran reto. Todo ello puso y pone de manifiesto la importancia de la prevención de riesgos laborales, en la medida en que la pandemia está afectando a las empresas, tanto por el riesgo de transmisión del virus en el puesto de trabajo, como por los riesgos que han surgido a consecuencia de las medidas aplicadas para reducir su propagación, especialmente los de tipo psicosocial.

Ante la necesidad de mantener la actividad empresarial con la mayor seguridad posible, las empresas han tenido que adaptarse a esta situación excepcional causada por el COVID-19, adoptando medidas de toda índole:

  • Implantación de protocolos de seguridad y salud para informar a los trabajadores y trabajadoras de los aspectos a tener en cuenta para desarrollar el trabajo de forma segura y saludable, además de conocer cómo actuar en caso de presentarse síntomas compatibles con el COVID-19 o confirmación de contagio.
    La participación de los profesionales del área de medicina del trabajo se tornó esencial.
     
  • Revisión de las evaluaciones de riesgos para incorporar el riesgo de exposición a agentes biológicos e identificar puntos críticos de los lugares de trabajo, incidiendo especialmente en la separación física entre puestos, orden y limpieza, condiciones termohigrométricas y reorganización de horarios en espacios comunes; todo ello para minimizar el riesgo de propagación del virus entre el personal.
     
  • Revisión de los equipos de protección individual (EPIs) apropiados a los riesgos para la salud y la seguridad de las personas, y conforme a los resultados de la evaluación de riesgos. Las medidas individuales, siempre relegadas tras las de carácter colectivo, adquirieron un especial protagonismo que se mantiene hoy en día.
     
  • Se priorizó el teletrabajo en los casos compatibles con el puesto para reducir la posibilidad de contagio.
     
  • Actualización de la información y formación sobre las medidas implantadas como consecuencia del COVID-19. Para llevar a cabo esta formación de forma segura se optó en muchas empresas por la formación a distancia a través de videoconferencias y/o plataformas e-learning.

Tras algo más de un año de pandemia, continuaremos un tiempo conviviendo con el riesgo de contagio por COVID-19, añadido al resto de los riesgos laborales. Es por ello, que la gestión preventiva debe continuar siendo clave para la empresa, no sólo para prevenir accidentes laborales sino para asegurar la salud de los trabajadores y trabajadoras frente a situaciones como la que vivimos actualmente, en particular las consecuencias sobre la salud mental que podrían derivarse de las vivencias excepcionales ocurridas en este último año.

En definitiva, un tremendo esfuerzo adicional para nuestras empresas, que han tenido que aprender sobre un nuevo riesgo “global”, y que han sabido adaptarse a una situación tan compleja y complicada como inesperada.

 

Leticia Bilbao Cuesta.
Directora de desarrollo empresarial y responsable de PRL de FADE.

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