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Empresa

Un cuarto burofax

  • 19 de mayo de 2023
  • 3 min

El laberinto legal de los planes de igualdad: el desafío de la negociación

Un cuarto burofax…en eso es en lo que se ha convertido el plan de igualdad de una empresa cualquiera en Asturias, que, con más de 50 personas trabajadoras, y con algún centro de trabajo fuera de nuestra Comunidad Autónoma, quiere cumplir con la legislación vigente y registrar su Plan de Igualdad.

Un cuarto burofax que tiene que enviar a los sindicatos en Madrid para que éstos respondan a su petición de negociación sobre su Plan de Igualdad, porque no han respondido a los tres anteriores, y porque desde el REGCON (Registro y Depósito de Convenios Colectivos, Acuerdos Colectivos de Trabajo y Planes de Igualdad), en donde se debe registrar el Plan, les dicen que les deben de responder, si o si, cuando la legislación vigente les da 10 días para hacerlo. Y ha pasado más de un año desde el primer intento.

Vamos a ver si me explico, para poner esto en contexto.

Cuando una empresa supera la cifra de 50 personas en plantilla, está obligada a tener y registrar un plan de igualdad. Y la normativa vigente obliga a que deba ser negociado con los representantes de los trabajadores. Los problemas empiezan a aparecer cuando no existe tal representación, y se complica aún más si la empresa tiene centros de trabajo en más de una Comunidad Autónoma.

Si no hay representación, quien deberá negociar el plan será, tal y como dice el Real Decreto 901/2020 por el que se regulan los planes de igualdad y su registro, “una representación de las personas trabajadoras integrada por los sindicatos más representativos y por los sindicatos representativos del sector al que pertenezca la empresa y con legitimación para formar parte de la comisión negociadora del convenio colectivo de aplicación”.

Y aquí empieza lo divertido. Empresas con un centro de trabajo importante en Asturias y sólo otro centro en otra provincia, incluso con un solo trabajador/a, deben tener en cuenta a la representación de éste y deben acudir a los sindicatos más representativos de su sector a nivel estatal (porque el centro no está en Asturias). Y entonces pueden pasar meses hasta tener una respuesta, si es que ésta llega.



Leticia Bilbao Cuesta, directora de desarrollo empresarial de FADE.

¿Alguien se ha parado a pensar si es necesario actuar de igual manera en todos los casos? ¿Si da lo mismo que, aun pasando por los pelos de las 50 personas trabajadoras, y un solo centro de trabajo fuera de la región, el arduo proceso debe ser el mismo que si fueran 1000 personas en la empresa, con varios centros de trabajo en toda España y con Comités de empresa o representación sindical consolidada? El objetivo compartido por todos de avanzar hacia la igualdad efectiva entre mujeres y hombres en la empresa a través de los planes de igualdad, de esta forma, se desvirtúa.

El registro del plan de igualdad de una empresa se ha convertido, en muchas ocasiones, en un proceso en el que los papeles y la formalidad pesan más que la puesta en práctica real de medidas efectivas, y en el que asegurarnos la participación de todas las partes, cuando una de ellas no conoce la organización, a las personas que la forman o su día a día, tiene más peso que conseguir avanzar en medidas de conciliación o de igualdad de oportunidades reales.

Y este es solo el primer paso: la constitución de la Comisión Negociadora. Lo importante es lo que sigue a continuación, la negociación del Plan, para lo que, en muchos casos, habrá hecho falta un montón de correos y de intentos, y hasta un cuarto burofax.

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